En qué consiste el divorcio

El matrimonio crea un vínculo jurídico entre dos personas, del que nacen derechos y obligaciones para ambas partes. El divorcio es el trámite legal que rompe ese vínculo jurídico, de manera que cada miembro de la pareja puede reorganizar su vida de manera totalmente independiente.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 se produjeron un total de 80 065 rupturas matrimoniales. Aunque es una cifra alta, lo cierto es que se ha notado un descenso en las peticiones de divorcio presentadas ante los tribunales en los dos últimos años. 

Hoy en día, la ruptura matrimonial se entiende como algo normal y habitual, pero no siempre fue así. La primera Ley del Divorcio en España data del año 1932, pero se derogó en 1939 con el comienzo del régimen franquista. 

Hasta la Ley del Divorcio de 1981, estuvo vigente el principio de indisolubilidad del matrimonio derivado de los principios católicos. Con esta nueva normativa se daba un paso hacia adelante y se admitía de nuevo la disolución del matrimonio. Pero era necesario acreditar una causa para ello (de las recogidas en la propia norma) y se exigía a los cónyuges vivir separados al menos dos años.

Fue la Ley 15/2005 la que configuró el divorcio tal y como se conoce hoy en día, simplificando al máximo el proceso. En la actualidad, ya no es necesario alegar ninguna causa ni hace falta una separación previa. Además, se han reducido los plazos y solo son necesarios tres meses desde el enlace para poder pedir el divorcio, incluso menos en casos graves (como ocurre en los supuestos de violencia de género).

Diferencia entre divorcio y separación

En contraposición a lo que ocurría en otros tiempos, ya no es necesario que una pareja casada pase por una separación legal antes de acceder al divorcio. Sin embargo, los cambios legislativos no han eliminado esta última figura de nuestro ordenamiento jurídico, y la separación sigue siendo posible.

Desde el punto de vista social no hay mucha diferencia entre divorciarse y separarse, porque se entiende que en ambos casos la pareja está rota. Pero sí existen notables diferencias a nivel legal:

• Efectos sobre el vínculo matrimonial: el divorcio disuelve el matrimonio de manera definitiva, pero la separación legal no lo hace y el matrimonio sigue existiendo.
• Reconciliación: si los cónyuges divorciados se reconcilian, pueden volver a casarse de nuevo entre ellos. Si la pareja separada arregla sus problemas, puede reanudar su vida en común sin tener que hacer más trámite que comunicar esta situación al tribunal que gestionó su proceso de separación.
• Aspectos económicos: el divorcio produce la liquidación del régimen económico matrimonial, de forma que los bienes se reparten en función de lo que dispone la ley y de los acuerdos entre las partes. Con la separación el régimen económico matrimonial queda en suspenso, pero no se liquida de manera definitiva. 
• Nuevo matrimonio: las personas divorciadas pueden volver a casarse, mientras que los separados continúan casados a efectos legales y no pueden contraer un nuevo matrimonio si no modifican su situación legal.

Lo que tienen en común ambos procesos es:

• Tramitación legal: hay que acudir a los tribunales para obtener una resolución que reconozca la nueva situación de la pareja. Los procedimientos pueden ser consensuados (amistosos) o contenciosos.
• Custodia: si hay hijos menores o incapacitados en común, en ambos casos se tomarán decisiones sobre el régimen de custodia, el régimen de visitas y la pensión.
• Consecuencias personales: cesan los derechos y deberes personales que se derivan del matrimonio, como la obligación de convivencia y la de ayuda mutua.

Tipos de divorcio

Se regulan dos tipologías, el de divorcio de mutuo acuerdo y el divorcio contencioso.

Divorcio de mutuo acuerdo

Es la forma más sencilla, más económica y menos dolorosa a nivel personal de poner fin al matrimonio. Porque todo el proceso se hace con base al acuerdo de los implicados.

Los cónyuges elaboran un convenio regulador con ayuda de su abogado (pueden tener cada uno su propio letrado o compartir el mismo). Este documento recoge los pactos que van a regular los efectos jurídicos derivados del divorcio. Por ejemplo, qué se va a hacer con la vivienda familiar, el régimen de custodia de los hijos menores, el reparto de bienes y deudas comunes, etc.

Pactado el acuerdo, este es firmado por las partes y se presenta, junto con la demanda de divorcio de mutuo acuerdo, ante el juzgado competente. Si la autoridad judicial estima que todo es correcto, dicta sentencia acordando el divorcio.

Divorcio express

Dentro del divorcio de mutuo acuerdo existe una tipología que es el divorcio express. Es el que se lleva a cabo cuando el procedimiento de mutuo acuerdo se sustenta directamente ante el letrado de la Administración de Justicia o por vía notarial. Esta modalidad es posible cuando no existen hijos menores de edad o incapacitados.

Divorcio contencioso

Se lleva a cabo cuando la relación entre la ex pareja está tan deteriorada que no es posible llegar a un acuerdo. En este caso, una de las partes presenta una demanda de divorcio en el juzgado y la otra deberá responder a ella. 

Para poder resolver sobre los efectos que tendrá el divorcio, el juez escuchará a ambas partes en una vista y dictará sentencia. Su resolución acordará el divorcio y determinará los efectos de la disolución matrimonial en materia de división del régimen económico matrimonial, uso de la vivienda común, etc.

Cuáles son los requisitos para divorciarse en España

La reforma legal de 2005 dio lugar a lo que se conoce con el sobrenombre de “divorcio exprés”. Como se busca una tramitación rápida y sencilla, los requisitos para divorciarse se han reducido todo lo posible. 

Plazo

El Código Civil establece que para poder solicitar el divorcio o la separación legal deben haber transcurrido tres meses desde que se contrajo matrimonio.

No obstante, la norma dice que no es necesario agotar ese plazo de 90 días si se acredita riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o libertad e indemnidad sexual del cónyuge demandante; para la de los hijos de ambos o de cualquiera de ellos.

Se busca así dar una especial protección a quienes estén en una situación de violencia que suponga un grave riesgo.

Voluntad de alguna de las partes

Mientras que en épocas anteriores ambos cónyuges debían estar de acuerdo para solicitar el divorcio, ahora no es así. Basta con que uno de ellos desee divorciarse, para que se le conceda su petición.

Sin alegar causas

Otro cambio notable del modelo actual con respecto al anterior es que quien solicita el divorcio no tiene que alegar causa para ello.

Antes era necesario alegar y acreditar que existía alguna causa que justificara la ruptura del vínculo matrimonial. Por ejemplo, una infidelidad. La desaparición del requisito de alegar una causa no solo ha agilizado los trámites, también respeta más la libertad de decisión y la intimidad de las personas.

Proceso de divorcio paso a paso

Los trámites varían ligeramente en función de si se trata de un divorcio de mutuo acuerdo o contencioso.

Trámites para el divorcio de mutuo acuerdo

En estos casos se sobreentiende que ambas partes están de acuerdo en poner fin a su matrimonio y tienen voluntad de dialogar y llegar a un acuerdo.

El primer paso es la redacción de un convenio regulador que regule los efectos derivados del divorcio. Entre las cuestiones esenciales hay que hacer referencia a:

• Custodia de los hijos menores o incapacitados.
• Régimen de visitas para el progenitor no custodio.
• Pensión alimenticia para los hijos.
• Pensión compensatoria para el cónyuge (si procede).
• Uso de la vivienda familiar.
• Distribución de los bienes y deudas comunes.

El convenio tiene que ser redactado por un especialista en Derecho para garantizar que se ajusta a la legalidad. Redactado y firmado el convenio, se presenta una demanda conjunta de divorcio en el juzgado. A la demanda se acompaña el convenio regulador firmado, el certificado de matrimonio, los certificados de nacimiento de los hijos en común (si los hay) y un certificado de empadronamiento. Este último se utiliza para determinar la competencia territorial del juzgado.

Para este procedimiento es necesario contar con asistencia de abogado y representación de un procurador, pero ambos cónyuges pueden compartir abogado y procurador. Presentada la demanda, el juez verifica que todo es correcto. Después, se cita a las partes para que ratifiquen su decisión. Por último, se dicta la sentencia de divorcio y se envía la documentación al Registro Civil para que se haga la anotación registral del divorcio. 

El divorcio surte efecto desde la fecha en que se dicta la sentencia de divorcio. A partir de ese momento el matrimonio deja de existir.

Trámites para el divorcio contencioso

Si las partes no son capaces de dialogar y llegar a un acuerdo, entonces lo más recomendable es divorciarse por la vía contenciosa.

El proceso comienza con la presentación de una demanda de divorcio ante el Juzgado de Primera Instancia correspondiente al domicilio conyugal o al domicilio del demandado, por una de las partes.

La demanda debe incluir:

• Petición formal de disolución del matrimonio.
• Propuestas de medidas que regirán los efectos derivados del divorcio: custodia de los hijos, pensión de alimentos, uso de la vivienda familiar, etc.
• Documentación: certificado de matrimonio, certificado de nacimiento de los hijos en común, certificados de empadronamiento de los cónyuges y documentación de tipo económico (declaraciones de la Renta, escrituras de propiedades, etc.).

Admitida a trámite la demanda, se da traslado de la misma al demandado para que la conteste en un plazo de 20 días hábiles. En su contestación, el demandado puede allanarse a las peticiones de la parte actora, oponerse o proponer sus propias medidas.

Al ser un proceso contencioso, cada uno de los cónyuges debe contar con su propio letrado y procurador para que representen sus intereses. 

Dado que los procesos pueden dilatarse por la gran cantidad de trabajo que tienen los juzgados, cualquiera de las partes puede solicitar medidas provisionales que estarán en vigor hasta que se acuerde el divorcio. Por ejemplo, la pensión que hay que pasar a los hijos o el uso de la vivienda familiar.

Tras la presentación de la demanda y la contestación a la misma se celebra un juicio en el que cada parte expone sus argumentos sobre los puntos en los que no existe acuerdo. Por último, el juez dicta sentencia disolviendo el matrimonio y estableciendo las medidas que se van aplicar para gestionar los efectos derivados de la disolución matrimonial.

Dictada la sentencia de divorcio, se procede a su inscripción en el Registro Civil para que quede constancia oficial de esta situación.

Consecuencias legales del divorcio

Los principales efectos que se producen son los siguientes:

• Disolución del vínculo matrimonial: los cónyuges vuelven a adquirir el estado civil de solteros y pueden contraer otro matrimonio en el futuro si así lo desean.
• Cese de los derechos y deberes conyugales: deberes como la cohabitación, el respeto mutuo, el de socorro y el de fidelidad ya no son de aplicación.
• Disolución del régimen económico matrimonial: se liquida el régimen existente y cada parte pasa a ser dueña absoluta de sus bienes y responsable única de sus deudas.
• Desaparición del derecho a la pensión de viudedad y de los derechos hereditarios en caso de fallecimiento del excónyuge.

Conceptos relacionados:

• Divorcio de mutuo acuerdo
• Divorcio express
• Divorcio contencioso

Consultas relacionadas:

• ¿Pueden decidir los hijos con quién quieren vivir tras un divorcio?

Referencias legales:

• Real Decreto de 24 de julio de 1889 por el que se publica el Código Civil.
• Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil.
• Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio.

Más información:

• Divorcio, Melendos