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Tu Guía Definitiva de Derecho de Familia

Custodia Compartida

¿Cómo afecta la custodia compartida a tus hijos tras una separación? Descubre en qué consiste este régimen, cómo puede beneficiar a tus hijos y qué factores influyen en su otorgamiento.

¿Sabías que la custodia compartida puede ser la mejor opción para el bienestar de tus hijos en caso de separación o divorcio? Te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre la custodia compartida, desde su definición y tipos, hasta los factores que los jueces tienen en cuenta para otorgarla. Descubre cómo puede beneficiar a tus hijos y cómo puedes solicitarla de manera adecuada.

¿Qué es la custodia compartida?

La custodia compartida se refiere a un régimen de guarda y custodia en el cual ambos progenitores comparten de manera equitativa el cuidado y la convivencia con sus hijos menores. Este régimen supone que los padres tienen los mismos derechos y responsabilidades respecto al bienestar, educación y desarrollo de los niños, garantizando así una relación cercana y constante con ambos.

Diferencia entre custodia compartida y patria potestad

Es importante no confundir la custodia compartida con la patria potestad. Mientras que la custodia compartida se centra en la convivencia diaria y el cuidado directo de los hijos, la patria potestad abarca un conjunto de derechos y deberes más amplios, como la representación legal de los hijos y la administración de sus bienes. En la mayoría de los casos, ambos progenitores comparten la patria potestad, independientemente de quién tenga la custodia.

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Tipos de custodia compartida

Para satisfacer las necesidades de los menores, existen distintos tipos de custodia compartida. Te contamos cuáles son y qué características tienen cada una de ellas. 

Custodia compartida con domicilio fijo de los hijos

En este modelo, los hijos permanecen en una misma vivienda, y son los padres quienes se alternan en el domicilio familiar durante los periodos establecidos. Este sistema busca minimizar el impacto emocional y la alteración de las rutinas de los hijos, permitiéndoles permanecer en su entorno habitual.

En este tipo de custodia, los progenitores acuerdan horarios y turnos específicos para vivir con los hijos en la vivienda familiar. Los padres deben mantener una buena comunicación y coordinación para que el sistema funcione sin problemas. Aunque puede ser complicado para los padres, este sistema es muy beneficioso para los niños, ya que no tienen que adaptarse constantemente a diferentes hogares y pueden mantener una rutina constante.

Custodia compartida con domicilio rotatorio de los hijos

En este caso, cada progenitor tiene su propia vivienda, y los hijos se trasladan entre ambas casas en función del tiempo de custodia asignado a cada padre. Este modelo es el más común y requiere que ambos padres vivan cerca uno del otro para facilitar los desplazamientos y mantener la estabilidad escolar y social de los niños.

Este tipo de custodia permite a los progenitores llevar una vida más independiente, ya que no tienen que compartir el mismo hogar después del divorcio. Sin embargo, requiere una excelente coordinación y planificación para asegurarse de que los hijos tengan todo lo que necesitan en ambos hogares. Además, es fundamental que los progenitores vivan cerca uno del otro para evitar largos desplazamientos que puedan afectar negativamente a los hijos.

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Custodia compartida coexistente

Este tipo de custodia implica que ambos progenitores sigan viviendo en el mismo hogar después del divorcio, permitiendo a los hijos mantener una convivencia constante con ambos. Aunque es menos frecuente, puede ser una opción viable si los padres mantienen una buena relación y cooperación.

La custodia compartida coexistente puede ser adecuada en casos donde los padres desean minimizar cualquier interrupción en la vida de sus hijos. Sin embargo, requiere un alto nivel de cooperación y respeto mutuo. Este tipo de custodia es menos común debido a las dificultades emocionales que puede presentar para los progenitores, pero puede ser beneficiosa para los hijos al mantener un entorno familiar constante.

Proceso para solicitar la custodia compartida

Existe un proceso para poder solicitar la custodia compartida, este está regulado por Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC). La solicitud varía dependiendo de si esta se realiza de mutuo acuerdo o por un proceso contencioso. 

Solicitud de mutuo acuerdo

Cuando ambos progenitores están de acuerdo en optar por la custodia compartida, deben plasmar su decisión en un convenio regulador, que será presentado ante el juez para su homologación. Este documento debe detallar los periodos de convivencia, la contribución económica de cada padre y cualquier otro aspecto relevante para el bienestar de los hijos. El convenio regulador es un documento esencial en los procedimientos de divorcio o separación. Este acuerdo debe incluir:

  • Distribución del tiempo de custodia: debe especificar cómo se repartirán los periodos de convivencia con los hijos, ya sea por semanas, quincenas, meses o cualquier otro esquema que se adapte a las necesidades de la familia.
  • Contribución económica: debe detallar cómo se ejecutarán los gastos de los hijos, incluyendo alimentación, educación, actividades extracurriculares y cualquier otro gasto relevante. En muchos casos, los padres pueden acordar abrir una cuenta conjunta para cubrir estos gastos.
  • Régimen de visitas y comunicación: incluso en una custodia compartida, puede ser necesario establecer cómo se efectuarán las visitas y la comunicación cuando los hijos estén con el otro progenitor.
  • Decisiones importantes: debe incluir acuerdos sobre cómo se tomarán las decisiones importantes relacionadas con la salud, educación y bienestar de los hijos.

Solicitud contenciosa

En caso de desacuerdo, uno de los progenitores puede solicitar la custodia compartida mediante un procedimiento judicial contencioso. Será el juez quien determine si este régimen es el más adecuado para los hijos, basándose en varios factores y en el informe del Ministerio Fiscal. Según el artículo 92 del Código Civil, «el Juez deberá oír a los menores que tengan suficiente juicio cuando se estime necesario de oficio o a petición del Fiscal, las partes o miembros del Equipo Técnico Judicial, o del propio menor.» En un procedimiento contencioso, el juez analizará una serie de factores para determinar si la custodia compartida es viable y beneficiosa para los hijos.  El juez puede solicitar la intervención de especialistas, como psicólogos y trabajadores sociales, para evaluar la situación familiar y realizar recomendaciones sobre el régimen de custodia más adecuado.

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Factores que influyen en la decisión de la custodia compartida

Los factores que influyen a la hora de que el juez tome una decisión sobre la custodia compartida tienen que ver con una serie de variables basadas en el bienestar de los hijos: 

Relación previa con los hijos

Uno de los principales factores que los jueces tienen en cuenta es la relación previa de cada progenitor con los hijos. Se evalúa la calidad del vínculo emocional y la capacidad de cada padre para proporcionar un entorno favorable, estable y afectuoso para los menores. Los jueces tienden a optar por la custodia compartida cuando ambos progenitores han demostrado un compromiso equitativo en el cuidado y educación de los niños. Para determinar la calidad de la relación previa, el juez puede valorar:

  • Participación en actividades diarias: como llevar a los hijos a la escuela, asistir a actividades extracurriculares y participar en eventos importantes.
  • Comunicación y apoyo emocional: la capacidad de cada progenitor para comunicarse efectivamente con los hijos y proporcionar apoyo emocional.
  • Historial de convivencia: el tiempo que cada progenitor ha pasado con los hijos antes de la separación.

Disponibilidad y horarios

La disponibilidad de tiempo de cada progenitor para atender a los hijos es fundamental para garantizar el bienestar de los menores. Los jueces evalúan los horarios laborales y las responsabilidades personales de cada padre para asegurarse de que el régimen de custodia propuesto es viable y favorable para los hijos. Según el artículo 92 del Código Civil, «el Juez adoptará, al acordar fundadamente el régimen de guarda y custodia, las cautelas necesarias, procedentes y adecuadas para el eficaz cumplimiento de los regímenes establecidos.» El juez tendrá en cuenta aspectos como:

  • Horarios laborales: si los horarios de trabajo permiten a los progenitores estar presentes en momentos clave del día, como llevar a los hijos a la escuela o recogerlos.
  • Flexibilidad laboral: la capacidad de ajustar los horarios de trabajo para atender las necesidades de los hijos.
  • Red de apoyo: la disponibilidad de apoyo adicional, como familiares o cuidadores, que puedan ayudar en momentos de necesidad.

Estabilidad emocional y económica

La estabilidad emocional y económica de los progenitores también es un factor determinante. En este proceso se evalúa la capacidad de cada padre para proporcionar un ambiente seguro y estable, tanto emocional como económico con el fin de garantizar que los hijos reciban el cuidado y la atención que necesitan para su desarrollo. El juez puede tener en cuenta:

  • Estabilidad emocional: la capacidad de los progenitores para controlar el estrés y proporcionar un entorno emocionalmente seguro.
  • Estabilidad económica: la capacidad de los progenitores para cubrir las necesidades financieras de los hijos, incluyendo vivienda, alimentación, educación y atención médica.
  • Historial de salud mental: cualquier historial de problemas de salud mental que pueda afectar la capacidad de los progenitores para cuidar de los hijos.

Opinión de los menores

La opinión de los menores puede ser tenida en cuenta en el proceso si tienen la suficiente madurez para expresar sus deseos. En España, la ley permite que los niños mayores de 12 años sean escuchados en los procedimientos de custodia, aunque también se puede tener en cuenta la opinión de niños más pequeños si se considera que tienen la capacidad de discernimiento suficiente. El juez puede realizar entrevistas con los menores para entender sus deseos y preocupaciones. Es fundamental que los menores se sientan escuchados y que sus opiniones se tomen en cuenta, aunque la decisión final siempre debe priorizar su bienestar.

Antecedentes de violencia

La existencia de antecedentes de violencia doméstica o de género es un factor crítico. Los jueces no otorgarán la custodia compartida si alguno de los progenitores está involucrado en un proceso penal por violencia contra el otro progenitor o los hijos. Según el artículo 92 del Código Civil, «no procederá la guarda conjunta cuando cualquiera de los progenitores esté incurso en un proceso penal iniciado por intentar atentar contra la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del otro cónyuge o de los hijos que convivan con ambos.»

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El juez también evaluará cualquier prueba de violencia o abuso, incluso si no ha resultado en un proceso penal, para asegurar que los hijos no estén en riesgo.

Evaluación de especialistas

En muchos casos, el juez puede solicitar la intervención de especialistas, como psicólogos y trabajadores sociales, para evaluar la situación familiar y emitir informes que ayuden a tomar una decisión justa sobre la custodia.

Estos especialistas pueden proporcionar una evaluación detallada de la dinámica familiar, la relación entre los progenitores y los hijos, y cualquier factor que pueda afectar el bienestar de los menores. Sus informes son necesarios para que el juez pueda tomar una decisión basada en una comprensión completa y precisa de la situación familiar.

Beneficios de la custodia compartida

La custodia compartida presenta muchos beneficios, sobre todo para los menores y su estabilidad emocional. Por este motivo, este tipo de procedimiento es el más recomendado en casos de divorcio, separación o nulidad matrimonial. Las ventajas que presenta esta custodia tienen que ver con: 

Relación cercana con ambos progenitores

La custodia compartida permite a los hijos mantener una relación cercana y constante con ambos padres, algo fundamental para su desarrollo emocional y psicológico. Este régimen evita que los niños sientan que deben elegir entre uno de sus progenitores y fomenta una relación equilibrada y saludable.

Diversos estudios han demostrado que los niños que mantienen una relación adecuada con ambos progenitores tienden a tener una mejor autoestima, menos problemas de conducta y una mayor capacidad para controlar el estrés. La custodia compartida asegura, además que ambos padres participen activamente en la vida de los hijos, un punto fundamental para su bienestar emocional.

Estabilidad y rutina

Al compartir la custodia, los hijos pueden mantener una rutina estable, independientemente de la separación de sus padres. Esto incluye la continuidad en la misma escuela, actividades extracurriculares y amistades, lo que garantiza para su bienestar.

Una rutina estable ayuda a los niños a sentirse seguros y apoyados, lo que es especialmente importante durante y después del proceso de separación o divorcio. Mantener la consistencia en sus actividades diarias y su entorno escolar les permite adaptarse mejor a los cambios en la estructura familiar que se están desarrollando. 

Equidad en la responsabilidad parental

La custodia compartida fomenta la equidad en la responsabilidad de los padres, lo que sirve para que ambos progenitores participen activamente en el cuidado y educación de los hijos. Esto no solo beneficia a los niños, sino que también permite a ambos padres mantener un rol significativo en la vida de sus hijos.

Al compartir las responsabilidades parentales, los padres pueden evitar conflictos y resentimientos que a menudo surgen cuando una sola persona asume la mayor parte de la carga de cuidado. Esto puede mejorar la cooperación y la comunicación entre los progenitores, lo que es una ventaja para todos los miembros de la familia.

Reducción de conflictos

Al establecer un régimen de custodia compartida, se pueden reducir los conflictos entre los progenitores, ya que ambos tienen los mismos derechos y responsabilidades. Esto facilita una mejor comunicación y cooperación que repercutirá en el bienestar de los hijos.

La custodia compartida ayuda a evitar situaciones en las que un progenitor siente que está siendo excluido o que tiene menos importancia en la vida de sus hijos. Al garantizar que ambos padres tienen un papel activo y equitativo, se fomenta un ambiente más armonioso y colaborativo, un aspecto fundamental para el desarrollo emocional de los niños.

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Desventajas de la custodia compartida

Aunque la custodia compartida tiene muchos beneficios, también presenta ciertas desventajas que deben tenerse en cuenta. Estos contras pueden afectar tanto a los progenitores como a los hijos, y es importante evaluarlos antes de decidir si este régimen es el más adecuado para la situación familiar específica.

Complejidad logística y de coordinación

La custodia compartida requiere una alta coordinación y planificación entre los progenitores. Los cambios frecuentes de domicilio pueden ser complicados, especialmente si los padres tienen horarios de trabajo poco habituales o viven a una distancia considerable. Esta logística puede causar estrés adicional tanto para los padres como para los hijos, quienes pueden sentir la presión de adaptarse a dos rutinas diferentes.

Para gestionar la custodia compartida, los padres deben mantener una comunicación constante y clara, algo que puede ser difícil si existen tensiones o resentimientos derivados de la separación. La falta de coordinación puede llevar a conflictos sobre horarios, actividades escolares, y decisiones cotidianas.

Inestabilidad emocional para los hijos

Aunque la custodia compartida busca proporcionar a los hijos una relación equilibrada con ambos padres, los cambios constantes entre dos hogares pueden producir desgaste emocional. Algunos niños pueden tener dificultades para adaptarse a dos entornos diferentes y pueden sentirse inseguros o confundidos.

La falta de un hogar fijo puede afectar el sentido de estabilidad de los hijos, especialmente si los estilos de vida y las normas en cada hogar son muy diferentes. Los niños pueden experimentar ansiedad al tener que trasladarse regularmente y al ajustarse a diferentes expectativas y reglas en cada casa.

Costes adicionales

Mantener dos hogares aptos para recibir a los hijos puede ser complicado. Ambos progenitores deben tener viviendas adecuadas para los niños, lo que puede suponer costes adicionales. 

Además, los costes de transporte entre los dos hogares y las posibles actividades extracurriculares o escolares adicionales pueden aumentar la carga financiera. Esta situación puede ser complicada si hay una disparidad significativa en los ingresos de los padres, lo que puede llevar a conflictos sobre la distribución de los gastos.

Dificultad para mantener la consistencia

Mantener la consistencia en la crianza y en las reglas del hogar es fundamental para el bienestar de los hijos. En una situación de custodia compartida, es posible que los progenitores tengan diferentes estilos de crianza, lo que puede generar confusión y estrés en los niños.

La inconsistencia en las reglas y expectativas puede afectar negativamente el comportamiento y la disciplina de los hijos. Es necesario, por tanto que los progenitores trabajen juntos para establecer normas y rutinas coherentes, pero esto puede ser difícil de lograr si tienen enfoques muy diferentes hacia la educación y la crianza.

Impacto en la vida personal de los progenitores

La custodia compartida puede limitar la capacidad de los progenitores para rehacer sus vidas personales. Los horarios de custodia compartida pueden interferir con el trabajo, las relaciones personales y las actividades sociales. Además, es posible que los nuevos compañeros sentimentales tengan dificultades para aceptar o adaptarse a la dinámica de la custodia compartida.

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El esfuerzo requerido para mantener una comunicación y coordinación constante con el otro progenitor puede ser agotador y puede dificultar la capacidad de cada padre para avanzar y establecer nuevas relaciones o proyectos personales.

Posibilidad de conflictos continuos

Incluso con la mejor intención, la custodia compartida puede no resolver todos los conflictos entre los progenitores. Las diferencias de opinión sobre la crianza, la educación y las decisiones médicas pueden continuar causando disputas. Si los progenitores no logran mantener una relación civilizada y cooperativa, los conflictos pueden intensificarse, afectando negativamente a los hijos.

La custodia compartida requiere un alto nivel de madurez y capacidad de cooperación por parte de ambos progenitores. Si estas condiciones no se cumplen, los conflictos pueden ser más frecuentes y dañinos, lo que puede llevar a un entorno inestable para los hijos.

Qué ocurre si se incumple la custodia compartida

El incumplimiento del régimen de custodia compartida establecido por sentencia judicial puede tener serias consecuencias legales. La custodia compartida implica un acuerdo formal y legalmente vinculante que ambos progenitores deben respetar. Si uno de los padres no cumple con los términos establecidos, el otro progenitor tiene derecho a tomar medidas legales para hacer valer el acuerdo.

Consecuencias legales del incumplimiento

Cuando un progenitor incumple repetidamente el régimen de custodia compartida, el otro progenitor puede presentar una demanda de ejecución de sentencia. Esta demanda busca que el tribunal ordene el cumplimiento forzoso del régimen de custodia establecido. Las posibles consecuencias legales incluyen:

  • Multas económicas: el tribunal puede imponer multas económicas al progenitor incumplidor como medida coercitiva para asegurar el cumplimiento de la sentencia.
  • Modificación del régimen de custodia: si el incumplimiento es recurrente y significativo, el tribunal puede considerar la modificación del régimen de custodia, pudiendo otorgar la custodia exclusiva al progenitor que sí cumple con el acuerdo.
  • Pérdida de derechos de visita: en casos graves, el tribunal puede limitar o suspender los derechos de visita del progenitor incumplidor si se determina que su comportamiento perjudica el bienestar de los hijos.
  • Sanciones penales: en casos extremos, el incumplimiento de la custodia compartida puede llevar a sanciones penales, especialmente si el comportamiento del progenitor incumplidor pone en peligro la seguridad o el bienestar de los hijos.

Proceso judicial

Para abordar el incumplimiento del régimen de custodia compartida, el progenitor afectado debe iniciar un procedimiento judicial presentando una demanda de ejecución de sentencia. Es fundamental contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de familia para orientarte en el proceso y asegurarte de que se tomen las medidas adecuadas.

El tribunal revisará el caso, evaluará las pruebas presentadas y, si considera que ha habido un incumplimiento, ordenará las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento del régimen de custodia. Esto puede incluir la intervención de servicios sociales o mediadores familiares para ayudar a resolver conflictos y asegurar que se priorice el bienestar de los hijos.

Revocación y modificación de la custodia compartida

La custodia compartida no es inmutable y puede ser revocada o modificada si las circunstancias cambian significativamente o si se demuestra que el régimen actual no es beneficioso para los hijos. Tanto los progenitores como el tribunal tienen la facultad de solicitar una revisión del régimen de custodia para adaptarlo a nuevas situaciones.

Procedimiento para la modificación

Para solicitar la modificación del régimen de custodia compartida, uno de los progenitores debe presentar una demanda de modificación de medidas ante el tribunal que dictó la sentencia original. Es necesario demostrar que ha habido un cambio significativo en las circunstancias desde la última decisión judicial:

  • Cambio en las necesidades de los hijos: a medida que los hijos crecen, sus necesidades pueden cambiar, requiriendo ajustes en el régimen de custodia para mejor satisfacer sus intereses.
  • Cambio en las circunstancias de los progenitores: factores como cambios en el empleo, mudanzas, problemas de salud o cambios en la capacidad de los progenitores para cuidar a los hijos pueden justificar una modificación.
  • Incumplimiento del régimen actual: si uno de los progenitores incumple repetidamente el régimen de custodia, el tribunal puede considerar necesario modificarlo para proteger el bienestar de los hijos.

El tribunal evaluará las pruebas presentadas y considerará el interés superior de los hijos al tomar una decisión sobre la modificación de la custodia. Según el artículo 775 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, «se podrán modificar las medidas definitivas acordadas en procesos de separación, divorcio o medidas paternofiliales cuando se alteren sustancialmente las circunstancias en las que se acordaron.

Revocación de la custodia compartida

La revocación de la custodia compartida implica cambiar el régimen a uno de custodia exclusiva. Esto puede ser necesario si se demuestra que la custodia compartida ya no es viable o perjudica el bienestar de los hijos. Los motivos para revocar la custodia compartida pueden incluir:

  • Conducta inapropiada de uno de los progenitores: comportamientos como negligencia, abuso o violencia doméstica pueden llevar a la revocación de la custodia compartida.
  • Incumplimiento reiterado del régimen: la falta de cumplimiento continuo y significativo del régimen de custodia compartida por parte de uno de los progenitores puede justificar la revocación.
  • Falta de cooperación entre los progenitores: si la falta de cooperación y comunicación entre los padres es tan grave que afecta negativamente a los hijos, el tribunal puede decidir que la custodia exclusiva es una mejor opción.

En cualquier caso, el tribunal siempre priorizará el interés superior de los hijos al tomar decisiones sobre la modificación o revocación de la custodia compartida.

¿Qué pasa si uno de los progenitores no quiere acogerse a la custodia compartida?

La custodia compartida requiere la cooperación y el compromiso de ambos progenitores. Sin embargo, en algunos casos, uno de los padres puede no estar dispuesto a participar en este régimen. Esto puede ocurrir por diversas razones, como diferencias de opinión sobre la crianza, conflictos personales o incapacidad para cumplir con las responsabilidades de la custodia compartida.

Si uno de los progenitores no quiere acogerse a la custodia compartida, el tribunal evaluará si este régimen es realmente viable y en el mejor interés de los hijos. Según el artículo 92 del Código Civil, «el Juez, antes de acordar el régimen de guarda y custodia, deberá recabar informe del Ministerio Fiscal y valorar las alegaciones de las partes, la prueba practicada y la relación que los padres mantengan entre sí y con sus hijos.»

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El juez evaluará la situación teniendo en cuenta varios factores:

  • Capacidad de cooperación: la capacidad de los progenitores para cooperar y comunicarse efectivamente es fundamental para el éxito de la custodia compartida. Si la relación entre los padres es altamente conflictiva y afecta negativamente a los hijos, el tribunal puede decidir que la custodia compartida no es adecuada.
  • Disponibilidad y compromiso: el tribunal evaluará la disponibilidad y el compromiso de ambos progenitores para cumplir con las responsabilidades de la custodia compartida. Si uno de los padres no puede o no quiere comprometerse, esto puede influir en la decisión del juez.
  • Interés superior del menor: el bienestar de los hijos es la consideración principal. El tribunal decidirá sobre la base de lo que sea más beneficioso para los niños, considerando su estabilidad, seguridad y desarrollo emocional.

Alternativas a la custodia compartida

Si el tribunal determina que la custodia compartida no es viable debido a la falta de disposición de uno de los progenitores, puede optar por establecer un régimen de custodia exclusiva. En este caso, uno de los padres tendrá la custodia principal de los hijos, mientras que el otro tendrá derechos de visita y comunicación. El régimen de custodia exclusiva puede incluir:

  • Derecho de visitas: el progenitor no custodio tendrá derecho a visitar a los hijos en horarios establecidos, que pueden incluir fines de semana alternos, días festivos y periodos vacacionales.
  • Contribución económica: el progenitor no custodio generalmente deberá contribuir económicamente a través de una pensión alimenticia para cubrir los gastos de los hijos.
  • Comunicación: el tribunal puede establecer un régimen de comunicación para asegurar que el progenitor no custodio mantenga una relación significativa con los hijos, a través de llamadas telefónicas, videollamadas y otros medios.

Posibilidad de futuras modificaciones

Es importante señalar que las decisiones sobre la custodia no son permanentes y pueden ser revisadas si cambian las circunstancias. Si el progenitor que inicialmente no quería acogerse a la custodia compartida cambia de opinión y puede demostrar que está dispuesto y capacitado para participar de manera equitativa, puede solicitar una modificación del régimen de custodia.

¿Hay pensión de alimentos en una custodia compartida?

Una de las preguntas más frecuentes sobre la custodia compartida es si este régimen implica el pago de una pensión de alimentos. La respuesta no es simple y depende de diversos factores que el tribunal evaluará para determinar la necesidad y la cuantía de dicha pensión. En una custodia compartida, ambos progenitores comparten la responsabilidad del cuidado y manutención de los hijos, pero esto no significa automáticamente que se elimine la obligación de pagar una pensión de alimentos. En una custodia compartida, el tribunal tiene en cuenta varios factores para decidir si es necesario establecer una pensión de alimentos y cuál debería ser su cuantía: 

  • Ingresos y recursos económicos de los progenitores: si existe una gran disparidad entre los ingresos de ambos progenitores, el tribunal puede decidir que el progenitor con mayores recursos financieros debe contribuir económicamente para mantener el nivel de vida de los hijos.
  • Gastos ordinarios y extraordinarios de los hijos: los gastos cotidianos (alimentación, vestimenta, educación) y los gastos extraordinarios (actividades extracurriculares, atención médica especial) se tienen en cuenta para determinar la necesidad de una pensión de alimentos.
  • Tiempo de convivencia con los hijos: aunque los tiempos de convivencia puedan ser equitativos, si uno de los progenitores incurre en mayores gastos durante su tiempo con los hijos, esto puede influir en la decisión sobre la pensión alimenticia.

Situaciones comunes en custodia compartida

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Existen diversas formas en que se puede estructurar la pensión de alimentos en una custodia compartida, dependiendo de las circunstancias específicas de cada caso:

  • Proporcionalidad según ingresos: si los progenitores tienen ingresos significativamente diferentes, el tribunal puede ordenar que el progenitor con mayores ingresos pague una pensión de alimentos proporcional a sus recursos. Esto asegura que los hijos mantengan un nivel de vida similar en ambos hogares.
  • Cuenta conjunta para gastos comunes: en algunos casos, el tribunal puede establecer que ambos progenitores contribuyan a una cuenta conjunta destinada a cubrir los gastos comunes de los hijos, como matrícula escolar, actividades extracurriculares y gastos médicos. Cada progenitor aportará una cantidad proporcional a sus ingresos.
  • Sin pensión de alimentos: en situaciones donde los progenitores tienen ingresos similares y comparten equitativamente los gastos y el tiempo de convivencia con los hijos, es posible que el tribunal decida que no es necesario establecer una pensión de alimentos.

La custodia compartida se ha consolidado en España como una opción cada vez más común y valorada en los procesos de separación y divorcio. Este régimen permite que ambos progenitores compartan de manera equitativa las responsabilidades y el tiempo de convivencia con sus hijos, garantizando así que los menores mantengan una relación significativa y constante con ambos padres.La custodia compartida se basa en el principio del interés superior del menor, que es el eje central de cualquier decisión judicial en materia de familia. La legislación española, especialmente el artículo 92 del Código Civil, y la jurisprudencia del Tribunal Supremo, han evolucionado para promover este tipo de custodia siempre que sea viable y beneficiosa para los hijos. Este régimen busca asegurar que los menores no sufran una ruptura brusca de sus lazos familiares y puedan disfrutar de la estabilidad emocional y el apoyo de ambos progenitores.

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